martes, mayo 20, 2008

Martes 20 de mayo de 2008


Yo también estuve allí o “El baile de los muertos vivientes y el presunto cadáver.”


Por el Dr. German Seseña.

La noticia habla de cientos de muertos vivientes, además de un presunto cadáver que resultó ser el más vivo de todos, reunidos en un hotel a las afueras de Madrid, deambulando de conferencia en conferencia (se habló en una de estas de que no hay nada de malo en que los residentes nuevos tengan un número alto en su prueba selectiva, y no, en sí mismo no hay nada de malo, lo peor es el hecho de que “nadie” quiere hacer ya micro, porque a nadie le apetece ser un muerto viviente.)

Allí estuvimos, cientos de ovejas deambulando entre los stands de las casas comerciales, cientos de ovejas balando, sin un buen pastor, cientos de ovejas, esperando sumisas el día de su sacrificio, repitiendo incesantemente por los pasillos las palabras externalización y amortización.

En el libro de firmas no podían faltar algunos de nuestros verdugos en forma de presidentes de honor. Ni siquiera entre nosotros, algún lobo disfrazado.

Yo mientras, una oveja más, me preguntaba cuántos congresos más quedarían bajo el acrónimo SEIMC antes de que se denomine sólo SEI

Pero hoy no echemos la culpa a nadie y reconozcamos nuestra sumisión.

No echemos la culpa de nuestros males a la SEIMC, que hasta lo que se ha visto ha sido la única sociedad microbiológica en moverse en la Comunidad de Madrid. Ni siquiera a la Sociedad Madrileña, indolente a fecha de hoy (y es que es como para hacérselo ver). No echemos la culpa a Emilio, Juanjo, Fernando ni a Conchi, vamos a mirarnos al espejo y preguntarnos quién tiene la culpa, a lo mejor descubrimos que la tenemos todos posiblemente, eso sí, posiblemente también, en relación proporcional a nuestro rango dentro de este mundillo.

No echemos la culpa a nadie, pero tengamos una cosa clara; esto se acaba, y es posible que cuando empecemos a ver en la calle a algún compañero o incluso a nosotros mismos, nos lo acabemos creyendo… y será entonces cuando nos preguntemos; ¿hubiera sido posible crear una asociación profesional dentro o fuera del seno de la SEIMC? , ¿habría sido capaz desde mi jefatura y con la ayuda de mis adjuntos y residentes haber sacado esto adelante de habérmelo propuesto?, ¿de qué color es el caballo blanco de Santiago? (una pista; blanco), ¿alguien sabría decirme cuánto son cuatrocientos dracmas?... esperemos que al menos Íker tenga respuestas a tan inescrutables preguntas…. he oído por ahí que en “Crónica de una muerte anunciada” vienen algunas ilustraciones gráficas sobre el tema.

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